¿Sabes? Estoy convencido de que ahora, en este preciso momento en que me estás leyendo, también estás sonriéndome. Captas perfectamente cuál es mi estado anímico y todo lo que quisiera decirte y, aunque no me salgan las palabras justas, las que más quisieras oír, no te faltará el convencimiento de que son sinceras. Ya sé que me conoces bien y también por eso te quiero.
 
 
 
 
Qué debes de estar haciendo, me pregunto muchas veces a lo largo de un día. ¿Me sentirás a través de alguno de tus sentidos ocultos? ¿Te imaginarás cómo lo paso cuando me encuentro solo? ¿Puedo llegar a esperar a que te introduzcas en mi sueño? Es lo que más deseo.
 
 
 
 
No, no sufro por no verte, porque sé que me tienes, que soy bastante tuyo. Que te gusto. Que me da mucha alegría el escribirte, el pensar en ti, el quererte así. No me importa que el papel que juega el tiempo en nuestras vidas sea demasiado estelar, ni que la ausencia indeseada se convierta en protagonista. ¡Qué más da, si nos sentimos juntos siempre que queremos, y sabiendo por qué, que es lo que realmente importa!
 
     
  Sentado ante el ordenador, con un cigarrillo en los labios y la sonrisa en la boca. Así me encuentro ahora, intentando decirte tantas cosas que me resulta imposible ordenarlas y hacerlas aparecer una detrás de otra en forma de oración gramatical. No me esfuerzo demasiado en conseguirlo, más bien dejo que mis palabras se sitúen como ellas quieran, ya que sé que acabarás sabiendo todo lo que quieres saber de mí. ¡Disfruto imaginando tu cara ante el escrito!  
     
  ¿Lo sabes ya? A veces, cuando salgo a pasear, aspiro profundamente para percibir tu olor. Sé que lo dejas impreso en el aire y yo no quiero que se evapore, más bien me gustaría almacenarlo para poder bañarme en él, sentir cómo penetra en mis poros, cómo invade mi casa, cómo me produce embriaguez. Y me dejo seducir por pensamientos impuros y por deseos de contacto y, con ellos alentándome, inicio el regreso a casa. ¡Y por todo ello también, te quiero aún más!  
     
  ¡Ya ves! Con tanto para explicarte, con tanto ya convivido, con nada que lamentar y mucho nuevo por venir, hoy solamente voy a decirte que estoy contigo y que ello me sienta muy bien. ¡Cuánto te quiero!